Epicondilitis o codo de tenista ¿qué es, cómo lo detecto, cómo se trata?

¿Qué es?

 La epicondilitis o codo de tenista se define como el dolor en la región lateral del codo (el epicóndilo lateral), zona de inserción del tendón conjunto extensor, formado por cinco músculos: Extensor radial corto del carpo, extensor radial largo del carpo (también llamado supinador largo o braquioradial), extensor común de los dedos, extensor propio del quinto dedo y extensor cubital del carpo. Además de esta musculatura, podemos encontrar ligamentos como:  el ligamento lateral (húmero-radial), el ligamento anular del radio, la cápsula articular húmero radial y nervios, como el nervio radial.

Cuando hablamos de la epicondilitis, nos referimos fundamentalmente a la afectación sobre las estructuras tendinosas que van a insertarse al epicóndilo lateral del húmero.

Terminológicamente, como ya sabemos, es un error usar el término “epicondilitis”, ya que el sufijo “–itis” hace referencia a un proceso puramente inflamatorio. Tampoco es correcto llamar a este tipo de afectaciones “epicondilosis”, como se ha venido llamando durante los últimos años, queriendo enfatizar en el proceso degenerativo que acompaña a este tipo de lesiones.  Según Vicenzino et al. el término adecuado sería “epicondilalgia” (el sufijo “-algia” significa dolor), ya que se ha demostrado patofisiológicamente que en este tipo de lesiones tendinosas conviven elementos inflamatorios y degenerativos, por lo tanto no es una situación puramente inflamatoria ni degenerativa1.

¿Codo… sólo del tenista?

Aunque se relacione con el tenis, el codo de tenista no sólo aparece en este deporte, se relaciona con aquellas actividades u oficios con mayor demanda del miembro superior, en la que se realicen gestos repetitivos y/o en posiciones mantenidas (personas con trabajos industriales, oficinistas, etc.)2.

¿Cómo sabemos que tenemos un “codo de tenista”?

El diagnóstico, como de cualquier otra tendinopatía, es clínico, es decir, el conjunto de signos y síntomas que presenta el paciente son los que nos van a determinar la existencia de esta patología. Indudablemente las pruebas de imagen (ecografía y resonancia magnética) nos pueden aportar información valiosa del estado actual y evolución no sólo del tendón, sino de todas las estructuras que pueden estar involucradas en el dolor, pero sería un error basar nuestro diagnóstico única y exclusivamente en estas pruebas de imagen (tema muy interesante del que escribiré más adelante).

Los signos ecográficos que podemos detectar son regiones hipoecoicas, engrosamiento del tendón, neovascularización, rotura de fibras, lesiones intrasustancia, entre otras.

¿Cuáles son estos signos y síntomas?

Dolor en el epicóndilo lateral del húmero de origen insidioso, sin causa específica, con capacidad para irradiarse distalmente, que aumenta con el agarre y la extensión activa de la muñeca y dedos (especialmente 2º y 3º dedo) y que produce impotencia funcional, es decir, imposibilita al paciente a realizar sus actividades del día a día por una pérdida de fuerza asociada al dolor2, 3.

¿Todo dolor de codo es una “epicondiltis”?

Como siempre digo a mis pacientes, “en salud dos y dos muchas veces no son cuatro…”, por ello es imprescindible ponernos siempre en manos de un buen profesional de la salud (fisioterapeuta, médico, etc.) con capacidad para realizar un diagnóstico diferencial correcto. Estas lesiones pueden aparecer en solitario o convivir entre ellas. Nos podemos encontrar patologías articulares o ligamentosas, lesiones neuropáticas periféricas (principalmente del nervio radial y del nervio interóseo posterior) cuyo origen puede ser local (en el codo) o cualquiera de las estructuras anatómicas que guardan relación con el nervio en todo su recorrido, desde su origen (en la columna cervical), de hecho, se ha demostrado mayor prevalencia de dolor de cuello en aquellos pacientes con dolor en el epicóndilo lateral del codo2; alteraciones en